Ya sabéis que hablo mucho de este espacio cultural, el Laboratorio de las Artes de Valladolid.
Desde que llegué aquí tuve la suerte de que se inauguró y abrió al público este complejo artístico y digo complejo porque engloba diversos espacios. El más grande es esa espectacular y moderna sala Concha Velasco, que como no podía ser de otra forma lleva el nombre de una gran actriz y artista vallisoletana.
La sala Concha Velasco está diseñada con gran mimo y todo lujo de detalles y acudir allí a ver un espectáculo es garantía de disfrute, ya que entre lo genial del espacio y la calidad de sus técnicos, no hay vez que no haya disfrutado como un bebé.
Público y artistas le otorgamos al Cesar lo que es del Cesar y todos sabemos que el equipo humano y técnico del Lava es además de muy profesional, de gran valía por estar enamorados de su trabajo y vivirlo con pasión.
Este complejo está ubicado allí donde antaño estaba el matadero y se ha conseguido cambiar por completo ese aura energético tan triste por una energía muy positiva y dinámica.
Junto a la concha Velasco, encontramos el resto de espacios donde también se realizan talleres conciertos, recitales literarios y actividades de lo más diversas. Sala negra, sala blanca y sala 221, se llenan siempre de arte y propuestas artísticas muy variadas.
Yo tengo la suerte de conocer a una de las personas que asumió el control del timón de este espacio, el bailarín leones Alfonso Ordoñez, que lleva dedicada a la cultura toda su vida.
Gran persona y gran amigo, no duda en programar espectáculos de toda índole porque sabe que el público de esta ciudad es muy exigente y de gustos variados y no quiere dejar a nadie sin su porción de disfrute.
Hablando de disfrutar, justo al ladito del Lava hay un espacio ideal para tomar un vinito al salir del espectáculo, con una cocina estupenda donde a diario demuestran el porque se hicieron con un premio nacional a la mejor tortilla de patatas. Que gran invento este de la tortilla de patatas. En una ciudad como Valladolid, donde la gastronomía es un arte, la tortilla de patatas solo podía considerare como una sinfonía y más que como una tapa, como un entremés teatral.
Vamos, que cada escapadita que me hago por el Lava y su entorno es genial para alimentar cuerpo y alma, antes de las doce, eso si, que si no la preparo.
Este año el Lava está en plena cuarta temporada y espero y deseo que el día de mañana llegue a ser como otro de los grandes referentes culturales de Valladolid, el Teatro Calderón y celebre también su 150 aniversario.
Otra cosa no, pero desde que me he instalado en Valladolid, he engordado un par de kilitos y me he vuelto de lo más cultureta.
Vivir aquí es una gozada para aquellos que amamos el arte y los placeres culinarios y enológicos.
En mis redes sociales, seguiré informando puntualmente de cuanto en este espacio se lleve a cabo.
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