lunes, 16 de marzo de 2015

Falto de tiempo

Para hacer todo lo que quisiera hacer aquí en Valladolid y es que hay tanto por ver y por hacer, que me tengo que organizar mucho la agenda, que uno es pequeñito y de patitas cortas, con lo que tardo demasiado en desplazarme de un lado a otro.
Menos mal que ya le he echado el ojo a un vehículo que tienen en la Casa de Zorrilla y si se lo pido puede que me los presten, aunque la faena es que no se a que animalito podría engancharlo para que tire de esta joya.
Seguro que os gusta, si queréis verlo de cerca junto con otras muchas chuladas de la época no tenéis más que acercaros por la Casa-museo de José Zorrilla, pero por favor, no me lo ralléis.
La visita es gratuita y de martes a domingo se puede ver la Casa Museo por la mañana o por la tarde.
Como esta provincia es así de curiosa, el otro día me fui a la finca de la bodega Arzuaga en la Ribera del Duero, donde además de hacer un vino estupendo encontré a los que seguramente les alquile para que tiren de este precioso cochecito y así desplazarme de mejor manera.
Me han dicho que estos bichitos tienen carácter, pero seguro que nos entendemos muy bien.
Lo mismo me dijeron de la gente de Valladolid, que si era muy fría y muy seria, que si no se que, pero me están tratando de mimo y no he tenido la más mínima discrepancia con nadie.
Además de poder visitar cualquier museo o casa-museo y cualquiera de las salas de exposiciones de la ciudad, recomiendo encarecidamente disfrutar del enoturismo de Valladolid, una ciudad donde podremos saborear con placer cualquiera de las cinco diferentes D.O. que atesora su provincia y que están de escándalo, ya que los tintos son fabulosos pero los rosados y los blancos se encuentran al igual que los tintos entre los más ricos del mundo.
En Valladolid además, se puede disfrutar de un verdadero enoturismo urbano, ya que no es necesario irse a las bodegas para que un experto enólogo te explique los matices de cata de cada vino, dado que en pleno centro de la ciudad hay vinotecas y espacios donde catar, jugar con los sabores, aromas y en general, donde disfrutar con el vino.
Dentro de muy poquito os escribiré hablando del T.A.C. 2015, un festival de artes de calle que convierte a esta ciudad en un gran escenario y que podremos disfrutar en el mes de mayo en su decimosexta edición.
Hay tanto que ver y hacer aquí que necesito que los días tengan 25 horas como mínimo.
Si me pongo a hablar de tapeo y  gastronomía, necesitaría cuatro o cinco horas para escribir esta entrada, pues una estupenda opción es la de "saborear Valladolid".
Aunque sigue estando un pelín complicado, hay bares con la licencia necesaria y el acondicionamiento oportuno para ofrecer música en directo y el mismo jueves pasado, disfruté en uno de estos locales de un estupendo concierto de blues.
Además los grupos vallisoletanos son realmente buenos y al igual que con el vino o la gastronomía, en la variedad está la diversión y encontramos verdaderos artistas en todos los estilos.
Aquellos que aún no conozcáis esta ciudad, apuntaoslo en la agenda de "futuros planes" y dejaos caer por aquí, que merece la pena y mucho.



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