martes, 30 de abril de 2013

Al abordaje.

Podría ser el grito corsario, aunque ellos son más de vocear poco y trabajar mucho.
El pasado sábado me acerqué hasta el Teatro Calderón de Valladolid, para asistir a la representación de "El médico de su honra", llevada a escena por la compañía vallisoletana "Teatro Corsario".
La adaptación de esta obra de Calderón de la Barca, la ha realizado el director de la compañía, actor y un poco hombre para todo, Jesús Peña.
Antes de la función y gracias a las gestiones de la estupendísima y simpatiquísima jefa de sala, Sara, consigo meterme entre bambalinas y charlar un ratito con Jesús.


Un tipo realmente interesante Jesús, se le nota en la cara que vive el teatro hasta lo más profundo de sus ser.
Esta compañía, para el que no la conozca, es seguramente una de las mejores de España en lo que a teatro clásico se refiere, aunque también ha dado muchísimas alegrias con sus espectáculos de títeres para adultos, con su famosísimo "Pasión" y con todo lo que llevan a cabo.
Hace no mucho, la enfermedad les arrebató a Fernando Urdiales, (un hombre llamado teatro) pero Corsario sigue y tras soltarse de su mano, continúan haciendo lo que mejor saben hacer. trabajar para el público.
Este montaje se estrenó en 2012 en Salamanca, debido a desajustes entre el tiempo de ensayos y la programación del Teatro Calderón, pero al fin han podido ponerlo en la que es su espacio natural en la ciudad que les apoya y les ovaciona.

Porque Corsario sí son profetas en su tierra.

Preocupados por la situación actual de las artes escénicas y enfadados ante un gobierno que se empeña en mantener una política que graba la cultura con dolorosos impuestos y que hace que los espectadores dosifiquen la asistencia a los espectáculos, ellos solo pueden hacer frente a este momento con trabajo y más trabajo y con uno o dos agujeritos más en el ya perforado en exceso cinturón.
Ocupé mi localidad en la platea y asistí a una función que mantuvo al público pegadico a sus butacas.
Una escenografía muy bien resuelta con elementos mínimos y muy sencillos y un trabajo actoral de los de quitar "el sentio".
Al terminar y tras dar más palmas que los músicos de Lola Flores, me quedé un ratito paseando por el teatro, en lo que el público iba desalojando la sala.
No se si ustedes conocen el Teatro Calderón, pero si no es así, este es otro buen motivo para acercarse por Valladolid.

Situado en pleno centro histórico, frente a la iglesia de Las angustias, este teatro remodelado hace unos pocos años y sede de la famosa SEMINCI, impresiona a cualquiera que se detenga a contemplar su exquisita arquitectura.
Desde las butacas de sala hasta  el "paraíso", todo está cuidado al detalle.
Ademas de su sala principal, el Calderón cuenta con una sala denominada "Delibes" y con "El desván del Calderón" donde se programan semanalmente actividades de todo tipo.
Las salas de ensayo, los camerinos y el famoso "salón de los espejos" hacen de este teatro el buque insignia de las salas de Valladolid.
Junto con la "Concha Velasco" el Teatro Calderón programa los espectáculos de mayor calidad de esta ciudad.
Lo cierto es que cuenta con un buen equipo de profesionales, que asumen mucha responsabilidad e infinidad de funciones, pero que se vuelcan en que el público salga satisfecho ya no solo ante los espectáculos programados, sino también con la calidad de la atención recibida y de las instalaciones.
Pasen ustedes por su web y prográmense un fin de semana perfecto en el que Valladolid se vista de vino, gastronomía y teatro.
Lo van a disfrutar.
Palabra de Mogway.

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